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Tony dijo de cenar. Vicen estaba expectante. Lo cierto es que teníamos hambre, frío y cansancio; pero yo me resistía a recoger. Así que dije la frase que siempre me funciona: “ Puedo oler la aurora. Va a llegar pronto y va a ser de las buenas”. Era nuestra tercera noche siendo afortunados con las auroras, nuestro record personal. Así que decidimos aguantar un poco más.
La tarde había sido perfecta, con cielos despejados y una brisa suave. La aurora ya había hecho acto de presencia en tres ocasiones, con diferentes intensidades pero siempre mostrándonos un hermoso espectáculo. Unas pocas horas antes había acontecido algo realmente extraño: estábamos haciendo un timelapse día-noche con la esperanza de captar en él una aurora. Cuando el sol estaba a punto de ponerse, comprobé por enésima vez los parámetros de la cámara y esperé atento. La aurora apareció incluso antes de que se hiciera de noche, con la línea naranja del atardecer pintada en el horizonte; pero en ese preciso instante, se paró la cámara arruinando mi timelapse soñado. Tan solo unos segundos después oí a Tony gritando porque la suya también se había detenido. A día de de hoy sigo desconociendo la causa; si bien no tengo ninguna duda de que esto forma parte de la larga lista de eventos mágicos que rodean la Aurora Borealis.
Puede que hayas leído algo acerca de la naturaleza de las auroras: El viento solar impacta contra el campo magnético terrestre, que actúa a modo de escudo, protegiendo de esta forma la Tierra de las radiaciones y partículas energéticas. Aquellas partículas que no son desviadas serán atrapadas y sufrirán una aceleración a lo largo del campo magnético en dirección hacia los polos, donde colisionarán contra los átomos de la atmósfera formando la aurora. En función de la naturaleza del átomo excitado por los electrones altamente energéticos, la luz que éstos liberan al recuperar el estado de reposo, tendrá determinada longitud de onda, lo que condicionará el color de la aurora.
Pero olvida todo esto y créeme: la aurora es magia, de la misma forma que lo es la poesía, la música o el amor.
Aquella noche tuvimos todavía una aurora más; una muy bella. Valió la pena soportar hambre y frío. Valió la pena no renunciar, como siempre en la vida.