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La religión es un pilar fundamental en la cultura etíope. El 99 % son creyentes, de ellos el 62% practica el Cristianismo Ortodoxo Etíope.
Los etíopes se consideran descendientes de la Reina de Saba y del Rey Salomon. Existe un mito que narra cómo la Reina de Saba (que reinaba en tiempos bíblicos en lo que actualmente es Yemen) viajó a Jerusalem para conocer al Rey Salomon, que tenía la fama de ser el referente de la época en cuanto a sabiduría y buen gobierno. Regresó a su reino embarazada de él. El hijo de ambos, Menelik, fue a Jerusalem a conocer a su padre nada más cumplir 20 años. El Rey Salomón custodiaba el Arca de la Alianza (donde, según cuenta la leyenda, se guardaban las “Tablas de la Ley” que Dios confió a Moisés; que se denominan en Etiopía “Tabot”).
En este punto el mito tiene dos versiones: Menelik robó el Arca o bien su padre se las entregó ante la creciente amenaza invasora que se cernía sobre su reino, con la intención de que las ocultara y de esa forma no fueran arrebatadas por los paganos. Sea como fuere, el caso es que Menelik se llevó el Arca, las Tablas de la Ley y la leyenda a su tierra.
Desde entonces, esta reliquia has sido escondida en diferentes lugares del país, primero en iglesias ocultas en remotas islas del Lago Tana (en el Norte del país) y posteriormente en Axum, en la iglesia de Santa María de Sión, donde permanece custodiada desde hace más de 3000 años.
Nadie puede ver el Tabot excepto el guardián de la misma; una única persona que vela por el Arca día y noche, durante toda su vida. Se supone que pasa 22 h rezando junto al cofre, solo duerme 2 horas al día y come una sola vez, a las 19 h, en concreto un plato de injera (plato nacional etíope). Los secretos se los transmitirá al siguiente guardián cuando sea relevado de su servicio.
La autoestima y el orgullo de Etiopía están depositados en este mito. De hecho, los etíopes atribuyen ser el único país de África nunca colonizado (tan solo fueron dominados por invasores en dos pequeños períodos de pocos años de duración) a la protección que reciben del Arca.
Lalibela es un de los lugares más sagrados y centro de peregrinación en Etiopía. Este pueblo está situado al Norte del país, en la región Amhara.
Lo característico de Lalibela es un conjunto de iglesias excavadas en la roca, que datan de entre los siglos VII y XIII, y cuya construcción se ha atribuido de forma tradicional al reinado del Rey Gebre Mesqel Lalibela (1181-1221) quien ordenó su construcción con la intención de realizar una representación simbólica de Jerusalem.
Me sorprendió el aspecto interior de las iglesias. Las esperaba más espaciosas y de mayor esplendor. Su arquitectura era muy interesante aunque la sensación general era decadente.
Las paredes estaban decoradas con algunos cuadros apoyados contra ellas que mostraban motivos religiosos y que me impresionaron menos que los espectaculares frescos que había visto unos días antes en las iglesias de las islas del Lago Tana.
El suelo estaba tapizado con alfombras, generalmente de color granate, antiguas y deterioradas. Pese a no ser fechas señaladas había un continuo peregrinaje y en todas ellas podías encontrar uno o varios sacerdotes que permanecían sentados leyendo los libros sagrados o simplemente vigilando el lugar, esto es, dormidos sin caerse de la silla. Algunos de ellos, ante la llegada de visitantes, se levantaba amablemente y mostraba con orgullo sus reliquias sagradas.
Esta serie de fotografías se tomó en Septiembre 2019.